PRIMERA ESTACIÓN

JESÚS ES CONDENADO A MUERTE

Jesús, miles de años después, en Candás, este pueblo marinero que te venera, un grupo de candasinos deseamos acompañarte en tu camino al Calvario.

Pilato, no te defendió, sabiéndote inocente. Se lavó las manos y permitió que los judíos te condenaran.

Jesús, en el amanecer del viernes santo de 2011, queremos pedirte perdón por todas las veces que nos hemos dejado llevar por la cobardía y el miedo.

SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS CARGA CON LA CRUZ A CUESTAS

No protestas, Jesús. Tu cuerpo maltrecho... Tu cabeza coronada de espinas... Cargas la cruz y caminas. Caminas hacia la muerte.

Nos das un ejemplo tan maravilloso; abrazar la cruz, aceptarla por amor.

En este viernes santo, Jesús, te pedimos que nos ayudes a llevar esas cruces que cada día se nos presentan y que recordemos que por ellas nos llega la salvación. Porque tú, Jesús, has convertido la cruz en signo de amor sin límites.

TERCERA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR PRIMERA VEZ

Eres el hijo de Dios, y eres hombre verdadero; uno de uno de nosotros. Y como humano, tu cuerpo herido no soporta el peso de la cruz. Las empinadas calles, de la que se conocería para siempre como Vía Dolorosa contemplan tu desfallecimiento, tu primera caída.

Pero Jesús, se levanta. Jesús, nos está diciendo que es necesario reaccionar, que por muy hundidos que nos sintamos, siempre podemos levantarnos y mirar al cielo con esperanza.

CUARTA ESTACIÓN

JESÚS ENCUENTRA A SU MADRE

Déjanos, Jesús, que fijemos nuestros ojos en tu madre. Nos imaginamos su dolor al verte subir hacia el Calvario.

La Virgen María recorrió el camino de la Cruz junto al Hijo amado, con su corazón de madre roto por el dolor.

María es modelo de fidelidad. Corredentora del mundo. Es la mediadora maravillosa. A ti, María, te pedimos en esta estación, que ante el sufrimiento y las duras pruebas con las que nos encontremos en nuestra vida, nunca dudemos del amor de tu Hijo.

QUINTA ESTACIÓN

SIMÓN DE CIRENE AYUDA A JESÚS A LLEVAR LA CRUZ

Jesús, nos gustaría saber que comunicación mantuviste con Simón de Cirene. No era ningún privilegio, sino todo lo contrario, ayudar a un condenado a una muerte afrentosa. Sin embargo, Simón aparece satisfecho al hacerlo.

Qué honor; ayudarte a llevar la Cruz. Y la verdad es que tenemos la oportunidad de hacerlo cada día, si pensamos en quienes nos rodean. “Lo que hiciereis con uno de estos pequeñuelos conmigo lo hacéis” (Mt, 25-40)

SEXTA ESTACIÓN

LA VERÓNICA ENJUGA EL ROSTRO DE JESÚS

Jesús, con la impresión de tu rostro en el paño de la Verónica, has querido decirnos que los actos de amor no pasan y dejan en el corazón del hombre una señal indeleble

La Verónica, con su acción, nos recuerda que somos mejores y más auténticos cuando pensamos más en los demás que en nosotros mismos. Como a ella, Tú, Jesús, nos esperas en el camino, en el hospital, en la oficina, en el parque, durmiendo en algún banco a la intemperie.

¡Jesús nos espera!

¿Le reconoceremos?

¿Le ayudaremos?

¿O persistiremos en nuestro egoísmo?

SÉPTIMA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ

De nuevo tu naturaleza humana desfallece. Pero una vez más reanudas el camino. Con tu comportamiento nos sigues diciendo que la caída no es el final del camino, que siempre podemos levantarnos, aún cuando el peso de nuestra cruz particular nos resulte insoportable.

Muchos, Jesús, te han encontrado en momentos críticos de sus vidas y junto a Ti han comenzado de nuevo, descubriendo el verdadero significado que la Cruz encierra para los creyentes.

OCTAVA ESTACIÓN

JESÚS CONSUELA A LAS MUJERES DE JERUSALEN

“Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad por vosotras y por vuestros hijos...”

Jesús, nos cuesta entender esta afirmación tuya. Todos te insultan, solo algunas mujeres tienen el valor de llorar al ver tu estado y saber hacia donde vas.

Perdónanos, porque no somos nadie para enjuiciar tu comportamiento pero nos parece un tanto dura tu respuesta. Sin embargo les estás orientando hacia lo verdaderamente importante; la conversión de ellas y de sus hijos.

Jesús, ayúdanos a nosotros a discernir lo que de verdad merece la pena en nuestras vidas

NOVENA ESTACIÓN

JESÚS CAE POR TERCERA VEZ

Jesús, otra vez tus fuerzas te abandonan. Es fácil e incluso puede resultar un respiro dejarse llevar del cansancio, del agotamiento, del duro batallar y abandonarse sin fuerzas a esperar lo que tenga que suceder...

Pero Tú, Jesús, nos amas, por ello subes hacia el Calvario. Lo haces cargando con nuestros pecados, desbrozándonos el camino hacia el Padre, y te levantas...

Jesús, en este pueblo marinero donde veneramos una imagen tuya recogida de los mares del norte, te decimos que queremos aligerarte la pena en tu camino al Calvario, con nuestro amor y pedirte que nos ayudes a perseverar en él

DÉCIMA ESTACIÓN

JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS, LE DAN A BEBER HIEL Y VINAGRE

Ya has llegado al lugar donde entregarás tu vida por nuestra salvación. Pero aún tu dignidad será pisoteada al ser arrancadas tus vestiduras, al dejar tu cuerpo al descubierto. Te han quitado la túnica y dado a beber hiel y vinagre. “Después de probarlo, no quiso beberlo” dice san Mateo (Mt 27-34)

Jesús, rechazaste los calmantes, querías mantenerte lúcido en tu agonía, cumpliendo lo dispuesto por el Padre.

DECIMOPRIMERA ESTACIÓN

JESÚS ES CLAVADO EN LA CRUZ

¿Por qué tanta crueldad?... “Taladraron sus manos y sus pies...”

Aquellas manos, tus manos, Jesús, que habían bendecido a todos, ahora están clavadas en la cruz; aquellos pies, tus pies, Jesús, que habían caminado tanto, para sembrar esperanza y amor, ahora están clavados al patíbulo.

¿Por qué, Jesús? ¡Por amor!

“¡Dulces clavos! ¡Dulce árbol donde la Vida empieza / con un peso tan dulce en su corteza!”

DECIMO SEGUNDA ESTACIÓN

JESÚS MUERE EN LA CRUZ

Jesús, todo se ha consumado. Antes de expirar acogiste en tu corazón a Dimas, el buen ladrón crucificado a tu lado que imploró tu ayuda. “Yo te aseguro- le dijiste- que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lc 23,42)

Señor Jesús, en estos momentos en que recordamos tu muerte, te pedimos que como Dimas sepamos verte en muchas de las personas con las que nos cruzamos en nuestro diario caminar. Que nunca seamos como Gestas y que nuestro corazón, Jesús, se conmueva ante tu amor y tu promesa de una nueva vida.

DECIMOTERCERA ESTACIÓN

JESÚS ES BAJADO DE LA CRUZ Y ENTREGADO A LA MADRE

Escena conmovedora, imagen de amor y de dolor, expresión de la piedad y ternura de una Madre que contempla a su Hijo muerto en la cruz

La Virgen María, desgarrada por el dolor, abraza a su hijo amado. Está muerto. Llora en silencio. En silencio lo ha presenciado todo al pie de la cruz.

María nos da testimonio de ese maravilloso amor que no huye ante el sufrimiento, sino que se abandona confiadamente a la voluntad de Dios.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN

EL CUERPO DE JESÚS ES PUESTO EN EL SEPULCRO

En este momento, Jesús, después de haberte acompañado en tu pasión y muerte, uno se pregunta ¿Por qué tanto sufrimiento?

¿Era necesario que murieras en la cruz?

¿Es la nuestra una religión que rinde culto al dolor?

Señor, Tú nos conoces bien y sabes que nuestra fe es titubeante. Tú eres el Hijo de Dios y con tu muerte y pasión “Nos has enseñado la vía de salida del dolor y la posibilidad de su transformación”.

Ayúdanos, Jesús, a transformar y a abrazar nuestra cruz con amor, a convertirla en camino hacia Ti.

La realidad del sepulcro vacío, es el gran triunfo de la vida. “Nuestra esperanza está llena de inmortalidad” (Sb 3,4)