Cuca Alonso
Grandes de la semana grande “La Nueva España”
María Teresa Álvarez / Periodista y escritora
María Teresa Álvarez, condesa de Latores.
«No tuve príncipe azul, los míos eran de otros colores; me gustaban
los chicos un poco raros, difíciles, incluso que no me hicieran caso
»
«Soy del Sporting, preparada para sufrir»
María Teresa Álvarez, condesa de Latores, figura en la colección de
asturianas ilustres, debido, más que por el título de nobleza que ostenta por matrimonio, a sus méritos profesionales. En el periodismo ha trabajado
brillantemente en todas las especialidades, realizando programas
estelares en televisión. Hoy, dedicada a la literatura, sus títulos publicados
se encadenan en el éxito.
–Por favor, defínase.
–Soy una asturiana de Candás, encantada de haber nacido mujer.
Siempre he sido del Sporting, por tanto, estoy preparada para sufrir, aunque creo que este año las cosas
serán más livianas. De cualquier modo, yo voy a seguir ahí.
–De pequeña, ¿soñó alguna vezcon ser condesa?
–No, nunca jamás, aunque una vez, hace tiempo, en televisión alguien
me llamó condesa de Candás. No, yo soñé con ser sirena o un hada
maravillosa...
–Siguiendo con los sueños, ¿cómoera su príncipe azul?
–No tuve, mis príncipes eran de otros colores; de encontrar uno azul
lo hubiera cazado inmediatamente.
Me gustaban los chicos un poco raros, difíciles, incluso que no me hicieran caso; me atraen los retos.
–¿Recuerda quién le dio el primerbeso de amor?
–Sí, pero no lo digo. Sólo lo sabemos él y yo.
–Referente a sí misma, ¿de qué se siente más orgullosa, tanto en el aspecto físico como en el intelectual?
–Orgullosa, de nada, en ningún sentido. Sí me considero tenaz y
trabajadora. Y sé luchar por lo que quiero. En realidad, no me gusto,
pero me quiero y me acepto. Quizá valoro lo que se puede expresar con
los ojos, en mí y en las personas.
–¿Qué es lo más importante que ha aprendido de Sabino Fernández
Campo?
–El sentido del humor. Y a ponerle al mal tiempo buena cara, y
pensar las cosas dos, tres o cuatro veces, las que haga falta.
–Si usted no fuera quien es, ¿seguiría siendo monárquica?
–¿Y quién le ha dicho que lo soy?
–Todos tenemos un ayer dorado, ¿cuál es el suyo?
–El mío es un futuro. Un futuro esperanzador.
–Ha triunfado en televisión, ¿tuvo que abrirse paso a codazos
entre los hombres?
–No, pero si analizo las situaciones vividas, sé que tuve que ponerme
firme alguna vez, sobre todo en los últimos tiempos.
–¿De sus «Mujeres en la historia con cuál se quedaría?
–Con un poco de cada una, pero... María Pacheco, la Comunera
de Castilla, me encanta por su valore idealismo.
–¿Y quién de ellas cree que iba a encajar mejor en el siglo XXI?
–Teresa Cabarrús, también llamada Madame Tallien, que murió
siendo princesa de Chimay. Se casó tres o cuatro veces. Era muy lista
y bastante pendón; supo rentabilizar muy bien su belleza.
–¿Cómo es su nivel de bable?
–Malo, quitándome algunas cosas de Candás, poco. Si digo que
estuve comiendo «unes aleznes», ¿sabe qué son? Oricios. Me hubiera
gustado recoger el léxico de mi pueblo, pero tendría que vivir ahí...
–¿Cuando siente necesidad de deslumbrar, qué plumas despliega?
–Casi nunca la tengo, pero, si acaso, creo que utilizaría una mirada.
–¿De qué se viste?
–Muy de sport, me gusta la ropa joven, pero no estoy pendiente de la
moda. Ni tengo tiempo para ver escaparates ni poseo un estilo propio.
Simplemente, me visto.
–¿Y qué se operaría?
–Nada. ¡Qué pánico, verme en el espejo! Eso es tiempo y dinero perdido.
Por mucho que te operes loque se trasluce es el interior de la
persona; la luz de la mirada, las ilusiones por hacer cosas no se consiguen
en el quirófano.
–Si tuviera una vara mágica...
–Soy egoísta, le pediría lo mejor para todos mis seres queridos. Como
Voluntaria de Cáritas, donde trabajo dos días a la semana, también
facilitaría paz, orden y bienestar para toda esta gente. Soy católica y
doy l a respuesta que debo, pero la recompensa es maravillosa, me siento feliz.
–¿Su última obra, casi apunto?
–Es una novela, «El enigma de Ana», y de subtítulo: «Un amor
más allá de la muerte. Un texto y una antigua partitura cambiaron definitivamente su vida». En noviembre tiene que estar en la calle.
–¿Qué significan para usted las fiestas de Begoña?
–Recuerdos entrañables. Gijónes muy importante para mí, decíamos
que era un barrio de Candás.
De jovencita mis rumbos eran hacia Gijón, a El Jardín, a la playa de
La Ñora... Y en mi faceta mística, hacia la Casa de Ejercicios de El
Bibio.
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